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Vaccines should be received, for the common good
Bishop W. Shawn McKnight has issued the following statement:
Recent statements from some bishops of the Catholic Church and subsequent news stories on these statements have caused public confusion regarding the moral implications of Catholics using the Johnson and Johnson vaccine. I affirm what the Holy See, the US Conference of Catholic Bishops, the Missouri province of Catholic bishops and my own moral analysis have concluded, primarily based on our obligation to serve the common good:
In the current situation of a pandemic, Catholics may in good conscience utilize any of the vaccines currently available, even those derived in an unethical manner, to protect themselves, as well as to avoid the serious risk to vulnerable persons and to society resulting from remaining unvaccinated. If a person concludes he or she cannot be vaccinated, whether for health reasons or if their own moral analysis is different from the Church, they are morally obliged to do everything they can to prevent transmission of the coronavirus and avoid any risk to the health of those who cannot be vaccinated.
As Pope Francis reminds us, in receiving these vaccines we are truly showing love for our neighbor and for God, which is the core teaching of our faith.
Las declaraciones recientes de algunos obispos de la Iglesia Católica y las noticias posteriores sobre estas declaraciones han causado confusión pública con respecto a las implicaciones morales para los católicos que usan la vacuna Johnson and Johnson. Afirmo lo que la Santa Sede, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, la provincia de obispos católicos de Missouri y mi propio análisis moral han concluido, principalmente basado en nuestra obligación de servir al bien común:
En la situación actual de una pandemia, los católicos pueden, en buena conciencia, utilizar cualquiera de las vacunas actualmente disponibles, incluso las obtenidas de manera no ética, para protegerse a sí mismos, a personas vulnerables y a la sociedad como resultado de la falta de vacunación. Si una persona concluye que no puede ser vacunada, ya sea por motivos de salud o si su propio análisis moral es diferente al de la Iglesia, está moralmente obligado a hacer todo lo posible para prevenir la transmisión del coronavirus y evitar cualquier riesgo para la salud de los que no pueden vacunarse.
Como nos recuerda el Papa Francisco, al recibir estas vacunas estamos realmente mostrando amor por nuestro prójimo y por Dios, que es la enseñanza central de nuestra fe.
References and Resources
Dicastery for the Promotion of Human Development