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Información financiera de la parroquia
La siguiente carta fue enviada por el obispo W. Shawn McKnight el 29 de marzo a los pastores, administradores parroquiales, colaboradores de la vida parroquial y presidentes de los consejos de las finanzas parroquiales, y consejos parroquiales.
El Concilio Vaticano II describió a la Iglesia como una “Iglesia peregrina”, en la que viajamos juntos en nuestro camino hacia el cielo. Hay una realidad celestial e inmutable de la Iglesia, como sus doctrinas sagradas, y una realidad terrenal que se adapta a las necesidades de las personas en el tiempo y el lugar.” Pero mientras no lleguen los cielos nuevos y la tierra nueva, donde mora la justicia (cf. 2 P 3, 13), la Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e instituciones, pertenecientes a este tiempo, la imagen de este siglo que pasa, y ella misma vive entre las criaturas, que gimen con dolores de parto al presente en espera de la manifestación de los hijos de Dios (cf. Rm 8, 19-22)”. (Lumen Gentium, no. 48).
Una de esas instituciones terrenales de la Iglesia, que conlleva ciertas realidades celestiales, es la parroquia. El Papa Francisco nos recuerda en su Alegría del Evangelio: si es capaz de reformarse y adaptarse continuamente, seguirá siendo “la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas. Esto supone que realmente esté en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, y no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos.”
Dondequiera que esté la gente, allí estará la Iglesia.
A medida que la pandemia de COVID-19 continúa impactando a nuestras parroquias, comunidades locales, a la economía y al mundo entero, nos enfrentamos a la realidad de que varias de nuestras parroquias y escuelas puedan no ser capaces de sobrellevar esta tormenta. Depende de cuánto dure la pandemia y cuánto podamos nosotros como peregrinos sostener las diversas instituciones de la Iglesia, incluyendo a los empleados que mantienen funcionando nuestras parroquias y escuelas.
Con el impacto económico incierto, los empleadores serán juzgados por cómo cuidan a su personal, y la Iglesia no es una excepción. Durante esta crisis, es mi deseo que nuestras parroquias y escuelas puedan mantener a todos los trabajadores empleados con salarios regulares hasta el 10 de abril, que es el cheque que corresponde al pago del 17 de abril. Esto garantiza la continuidad de los salarios y beneficios durante el mes de abril, hasta que se entiendan completamente los detalles del plan de estímulo y cómo se aplican a las iglesias y escuelas. Nuestra Directora de Recursos Humanos, Cheryl Hertfelder, ha estado en contacto regular con nuestros pastores con respecto a los detalles de cómo esto afectará a nuestros empleados.
Este tiempo extraordinario requiere que todos tengamos algunas conversaciones difíciles, que podían haberse evitado en el pasado. Si bien algunas parroquias tienen reservas adecuadas y una actividad misionera vibrante entre sus feligreses como evangelizadores, también hay aquellas que existen de una colección del ofertorio hasta la siguiente colección del ofertorio y con una actividad mínima de misión, y muchas otras en algún punto intermedio.
Para asegurar una administración adecuada de los dones y talentos del Pueblo de Dios, le pido a cada parroquia que envíe antes del 15 de abril un informe del balance (al 31 de marzo) de todos los fondos parroquiales disponibles (operaciones, organizaciones parroquiales, escuela, cementerio, etc.). Esta información incluirá dónde están depositados estos fondos, su propósito y si hay alguna restricción sobre ellos. Además, cada parroquia enumerará sus ingresos y gastos previstos para los próximos tres meses. La información solicitada es una versión breve del informe fiscal anual de la parroquia a la Diócesis. Por favor vea el formulario adjunto.
La Oficina de Finanzas de la Diócesis de Jefferson City reunirá esta información sobre la disponibilidad de fondos para cubrir los gastos conocidos y anticipados de la parroquia y la organizará en forma de un informe para mí, mis principales asesores en la cancillería, el Colegio de Consultores, el Consejo Diocesano de Finanzas, el Consejo Pastoral Diocesano y el Consejo Presbiteral. El informe será útil para nosotros al evaluar nuestra capacidad de mantener y mejorar la viabilidad y vitalidad de nuestras parroquias y escuelas, tanto ahora como en el futuro.
Algunos de ustedes pueden creer que si su parroquia tiene problemas financieros, la Diócesis podría de alguna manera cubrir sus gastos. Si bien desearía que fuera así, simplemente no es realista en todos los ámbitos. Nuestros donantes son los mismos a los suyos. Si los fieles no están dando a su parroquia local, es muy poco probable que elijan dar a la Diócesis. Además, la mayoría de los fondos que posee la Diócesis están restringidos por los donantes para fines específicos y no se pueden utilizar para ayudar a las parroquias en dificultades financieras. Finalmente, al igual que las parroquias, nuestras obligaciones de apoyar la forma en que mantenemos nuestra misión, incluidos nuestros empleados y proveedores, continúan. Aparte de la asistencia previamente comunicada a todas las parroquias con respecto a la reducción del 50% de este año de la evaluación Pascual, la suspensión temporal de los pagos de intereses de los préstamos con la Diócesis y la capacidad de renegociar los pagos de préstamos durante un tiempo más largo, las parroquias no deberían esperar una especie de rescate de la Diócesis para sobrellevar esta pandemia.
Durante la Gran Depresión, se construyeron algunas de las catedrales e iglesias más importantes de este país y, al mismo tiempo, se iniciaron o ampliaron muchos servicios sociales prestados por la Iglesia. Como Iglesia peregrina, Cristo nos llama a acompañar a nuestra gente en estos tiempos difíciles con fe, esperanza y caridad para demostrar Su amor y misericordia. En estos tiempos difíciles, es importante mantener a nuestros feligreses comprometidos con la misión de la Iglesia en el uso de su tiempo, talento y tesoro.
Sobreviviremos a esta pandemia. Llegaremos a la otra orilla más fuertes si solo permanecemos unidos en nuestra misión: ¡Mejores juntos! (Better Together) Para hacerlo de manera efectiva, debemos practicar una buena administración y corresponsabilidad con transparencia y responsabilidad. Llene los formularios adjuntos y devuélvalos a la Oficina de Finanzas en la cancillería antes del 15 de abril del 2020, para que podamos tomar decisiones prudentes juntos.
Queremos ayudarlos a tomar el control de su situación. Si una parroquia o escuela ya está en riesgo, contáctenos de inmediato. Su equipo diocesano está disponible para ayudarlo. No dude en comunicarse con nuestro personal de la cancillería, especialmente con las siguientes personas:
Director Financiero(CFO): Diacono Joseph Braddock, cfo@diojeffcity.org, 573.635.9127, ext. 234
Recursos Humanos(HR): Cheryl Hertfelder, HRDir@diojeffcity.org, 573.635.9127, ext. 206
Comunicación: Helen Osman, hosman@diojeffcity.org, 512.785.3006
Escuelas Católicas: Kenya Fuemmeler, Superintendente interina, kfuemmeler@diojeffcity.org, 573.635.9127 ext. 247.
Oro para que la Iglesia peregrina de la Diócesis de Jefferson City permanezca unida en la fe, constante en la esperanza y activa en la caridad al acompañar a nuestra gente durante esta pandemia.
Reverendísimo W. Shawn McKnight
Obispo de Jefferson City